Los niños perdemos cosas pequeñas, los lápices, los guantes, los juguetes…. Los mayores también pierden cosas, pero son cosas grandes: coches, casas, o trozos de tierra que se llaman continentes. Mi papá perdió la tierra pero ahora están todos contentos porque la ha vuelto a encontrar y cuando se pierde una cosa y la encuentras, te hace más ilusión que cuando la tenías.
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